Coronación Canónica Ntra Sra de Gracia y Esperanza

Proceso histórico de la Coronación Canónica de Ntra. Sra. de Gracia y Esperanza

Artículo de José María Torres Carretero publicado en el Boletín de las Cofradías nº466 (Diciembre 1997)

En la madrugada del día 27 de enero de 1946 tenía lugar en el seno de la iglesia parroquial de San Roque la profanación del Santísimo Sacramento y el hurto de la corona de salida de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, donada en 1941 por su Camarera Dª Concepción de la Concha Sierra, viuda que fuera de Don Manuel Sarasúa (Hermano Mayor vitalicio). Los distintos medios de comunicación locales de la época -medios gráficos casi en su totalidad- se hicieron rápidamente eco de los tristes sucesos acaecidos.

Multitudinarias del todo fueron las muestras de consuelo y solidaridad, procedentes del pueblo de Sevilla e incluso llegadas de fuera de nuestra Ciudad, que se recibieron en el seno de la Hermandad.

El 30 de enero de 1946, la Hermandad dirige un escrito al Excmo. Sr. Gobernador Civil de la provincia, agradeciéndole la labor desarrollada por la Policía y agentes de la Dirección General de Seguridad, al conseguir detener al autor material del robo, aunque no se consiguiera recuperar la corona, la cual, según confesión del propio autor de los hechos descritos, arrojaría al río Guadalquivir.

En acto de desagravio por este robo sacrílego, el día 3 de febrero del mismo año, se celebra Función religiosa y acto eucarístico oficiado por el Emmo. y Rvdmo. Sr. Cardenal D. Pedro Segura y Sáenz, finalizando la misma con procesión claustral con el Santísimo Sacramento. Para este solemne acto la Hermandad haría donación a la Parroquia de una custodia, la cual venía a sustituir a la también robada.

Este mismo día el Párroco, Rvdo. Sr. D. Juan José Robredo, escribía una carta dirigida a los feligreses de la Parroquia, publicada en la «Hoja Parroquial», de la cual no me resisto a transcribir las siguientes líneas:

«Se escriben estas líneas cuando todavía resuenan en el barrio los cánticos entonados en honor de Jesús Sacramentado y a la Virgen Inmaculada, como desagravio por el hecho sacrílego perpetrado en nuestro templo parroquial. Sea Nuestro primer grito un himno férvido y constante de gratitud y amor al dulce Jesús que hasta de los mismos males sabe sacar inmensos bienes…

Toda la ciudad de Sevilla desde los Serenísimos Infantes y primeras autoridades hasta la juventud estudiosa y humildes obreros, han vibrado de entusiasmo eucarístico y mariano, y apiñada en torno de su celosísimo Prelado, ha desfilado por la Iglesia de San Roque, para depositar a los pies de nuestro Dios, gravísimamente ofendido, el perfume de sus oraciones reparadoras.

Sea en segundo lugar, nuestra gratitud y amor para nuestro Padre y Pastor quien sin reparar en sacrificios, atento únicamente a la gloria de Dios, a la honra de la Virgen sin mancilla y al bien de las almas, quiso compartir con nosotros y en medio de nosotros el dolor, organizando y dirigiendo personalmente conmovedores actos de desagravio que con letras de oro quedarán grabados para siempre en la historia religiosa de la Ciudad y de esta querida Parroquia…

Y ahora séanos permitido hacer un ruego a los católicos de Sevilla. La parroquia de San Roque carece de custodia y de corona la Virgen de Gracia y Esperanza. ¿Por cuánto tiempo? De vosotros depende católicos sevillanos».

El ruego -como veremos más adelante- no caería en tierra estéril. Era mucho el amor del pueblo de Sevilla y de sus cofrades de San Roque hacia la bendita imagen de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza.

De igual modo y siguiendo el curso del tiempo descrito, la Comisión de Cofradías organizaría un acto de desagravio en el que colaboraron todas las cofradías de Penitencia de la Ciudad. Durante los días 17 al 23 de marzo se celebra septenario en honor de nuestra amantísima titular.

En Cabildo extraordinario celebrado por la Hermandad, de fecha 7 de abril de 1946, se acuerda por mayoría de los asistentes que la Santísima Virgen salga a la calle el próximo Domingo de Ramos sin corona alguna de orfebrería, pese a los numerosos ofrecimientos procedentes de la mayor parte de las Cofradías sevillanas de lucir la Señora la corona de sus Titulares. Este hecho que describo, fue plasmado de manera genial por quien fuera -y siempre recordado- cofrade y poeta irrepetible, D. Antonio Rodríguez Buzón:

«Tu corona te quitaron
unas manos pecadoras
y fueron muchas las horas
que tus cofrades lloraron;
sin ella te pasearon
una tarde primorosa
y cruzaste tan hermosa,
que de gloria te vieron
y los ángeles quisieron
copiarla con nardo y rosa.»

El 17 de julio de 1946 la Comisión del Arte del Arzobispado aprueba el dibujo realizado por el orfebre D. Emilio García Armenta para la elaboración de la nueva corona a la Santísima Virgen. Dicha corona se proyectaría en plata de ley sobredorada, sin pedrería y con cuatro medallones de esmaltes, de los cuales presidiría la Patrona de la Archidiócesis la Virgen de los Reyes, rematando el nimbo de jarras y estrellas la custodia.

CoronaLa entrega generosa de sus cofrades, hermanos y devotos y el amor encendido de Sevilla y su provincia hacia Nuestra Señora, amén de la intervención del Ministerio de Industria, gracias a la labor del hermano General Martín Prat (Hermano Mayor vitalicio) y D. Luis Ortiz Muñoz -a la sazón Subsecretario de Educación Popular- hicieron posible, previa concesión de la plata por parte de la Sociedad Española de Metales Preciosos, tan preciada presea para la Señora. La nueva corona quedaría expuesta en la exposición de estrenos de las Cofradías de nuestra Ciudad, celebrada en el Salón Colón en enero de 1947.

El 23 de marzo de ese mismo año tendrían felizmente lugar los solemnes actos de bendición e imposición de la corona, de manos del Emmo. y Rvdmo. Sr. Cardenal D. Pedro Segura y Sáenz.

Nuevamente la prensa sevillana se haría amplio eco de los referidos actos. Valga como botón de muestra la «Hoja del Lunes» del día siguiente –24 de marzo de 1947– que publicó en su portada una fotografía del referido acto acompañada de una crónica en su interior describiendo tal evento de la manera siguiente:

coronacion«Ayer fue solemnemente bendecida e impuesta por el Cardenal Segura la corona de la Virgen de Gracia y Esperanza de la Cofradía de San Roque…

La Virgen estaba delante del altar, profusamente adornada con exquisito gusto…

El Señor Cardenal fue recibido bajo palio, cuyas varas portaban distinguidos feligreses, y el párroco D. Juan José Robredo le ofreció agua bendita, siguiendo hacia el altar, donde el prelado, revestido de pontifical, bendijo la corona, que tuvo en sus manos el General Martín Prat.

Acto seguido, en medio de la emoción de la multitud que llenaba el templo, el prelado colocó la corona sobre la divina cabeza de la Virgen, asistido por el Hermano Mayor, señor Merchante, y el párroco D. Juan José Robredo…

Repitió las palabras de San Pablo, que dijo que a los que aman a Dios todo les coopera el bien. Por eso destruyeron este templo y se ha levantado otro mejor; profanaron el sagrario y hubo una saludable reacción y se ha hecho otro mejor; destruyeron la corona de la Virgen, y hoy le imponemos otra mejor…

coronacionTerminó el prelado concediendo 300 días de indulgencia a los concurrentes…

Finalmente el público desfiló en devoto besamanos a la peregrina imagen, que ya lucía su nueva y espléndida corona.»

Desgraciadamente aquel Domingo de Ramos, 30 de marzo, la Cofradía no haría Estación de Penitencia a causa de la inclemencia del tiempo.

coronacionMedio siglo más tarde, y previa solicitud de la actual Junta de Gobierno, nuestro Excmo. Sr. Arzobispo Fray Carlos Amigo Vallejo, mediante Decreto de fecha 15 de agosto del año en curso (1997), festividad de la Asunción a los cielos de la Santísima Virgen, reconociendo que «con aquella solemne Coronación litúrgica se quiso significar y reconocer públicamente la acendrada y filial devoción de los fieles a esta imagen de la Madre de Dios, María Santísima» declara «que desde el día de la fecha y para el futuro la venerada imagen de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, titular de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de las Penas y Nuestra Señora de Gracia y Esperanza de la Parroquia de San Roque de la Ciudad de Sevilla, ha de ser considerada canónicamente coronada.»

 

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