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LA ESCOBA DE PEPE RIVERA

escudoA continuación ofrecemos el texto íntegro del artículo publicado en ABC de Sevilla y firmado por Antonio Burgos, a modo de homenaje a título póstumo tras el fallecimiento de Pepe Rivera

LA ESCOBA DE PEPE RIVERA

Por ANTONIO BURGOS
ABC de Sevilla. 14 de agosto de 2006

Espero que la famosa y muy cofradiera Rampa del Salvador esté entre los bienes del patrimonio artístico e histórico de la antigua colegiata que van a empezar a colocar en su sitio, aunque no se peguen el susto por adelantado: nada será como antes, de acuerdo con la última moda de la ciudad. Moda que dice que por todos los medios y tirando el dinero hay que conseguir que Sevilla se parezca lo menos posible a sí misma.

A las últimas Semanas Santas les faltaba algo: no estaba puesta la famosa y muy cofradiera Rampa del Salvador. Rampa que es como los naranjos en flor, como la pancarta de los capirotes de acera a acera de la Puerta Carmona: heraldo de los días de gozo. Rampa que, espero, haya sido restaurada, consolidada y catalogada como parte sustancial del Salvador. Parroquia a la que ahora, en la moda sevillana de que nada se parezca a lo que se tiene que parecer, la van a dejar a la pobre como «iglesia exenta», que creo que Juan Garrido da de premio una semana en Marina D´Or a quien sepa qué es eso de «iglesia exenta».

Si han catalogado artísticamente la Rampa del Salvador, probablemente habrán documentado mi pálpito: que es obra monumental y quizá donación de Manuel Casana, el gran maestro carpintero del que por fortuna queda memoria en la calle que le dedicaron por donde tenía su taller y luego pusieron un asador. Casana, el primero que hizo en Sevilla persianas mecánicas de madera, era un gran devoto y benefactor del Señor de Pasión y no me extraña que regalara desde su taller la rampa por donde su Cristo baja cada Jueves Santo para que el Martínez Montañés del bronce vea lo perfecto que le salió.

Y me he acordado de Casana y de su Rampa porque ha venido en ABC la esquela de otro gran maestro carpintero de las cofradías sevillanas: del bueno de Pepe Rivera. El de San Roque, claro. El Señor de las Penas de San Roque era a la carpintería de Rivera lo que el de Pasión a la de Casana. Rivera no hizo la Rampa del Salvador, pero sí aserró y martilleó él mismo la rampita de la iglesia de San Roque. Porque menos escribir la décima a la Virgen de Gracia y Esperanza por Caballerizas (que eso fue Rodríguez Buzón), Pepe Rivera lo hizo todo en San Roque y por San Roque. San Roque era Pepe Rivera. De niño nazarenito con varita a hermano mayor, toda una vida entregada a la hermandad. En tiempos muy duros. En los años 50 y 60 cofradieros de las dificultades y las deudas, fue un mayordomo modélico. Mayordomo honorario perpetuo lo nombraron.

Ahora, cuando a la estación de penitencia se le gana el dinero y las hermandades nadan en la abundancia, ser mayordomo no tiene mayor mérito. Entonces, en los años en que Rivera levantó a pulso su hermandad de San Roque tras la riada del 47, ser mayordomo era una heroicidad. Había que ser maestro de esgrima: para pegar sablazos. Para colocar tacos de lotería de Navidad, subir un duro la papeleta de sitio, que el cuerpo de nazarenos se aflojara el bolsillo en la limosna para las flores, buscar una banda militar de cornetas baratita, y apretarle al capataz y que cobrara poquito por sacar la cofradía.

No es éste el primer artículo que le dedico a Pepe Rivera, y espero que mi maternal Virgen de Gracia y Esperanza me conceda muchas revirás de Puerta Osario para que tampoco sea el último. Le dediqué un artículo en vida, una vez que lo entrevistaron y dijo que lo que más le gustaba hacer por su hermandad era coger la escoba y barrer la sala de cabildos. Así de humilde era el gran Pepe Rivera. Como Rafael Conde, el estanquero de la Avenida que por estas fechas barría la puerta del Baptisterio para la novena de la Virgen. Tras haber levantado una gran cofradía, Pepe Rivera se remangaba y cogía la escoba. Entonces Sevilla se parecía bastante a Sevilla y no como ahora. Yo creo que Pepe Rivera se ha ido por eso: para no tener que coger la escoba y liarse a barrer tanta basura moral como tiene Sevilla en todo lo alto.

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